jueves, 20 de agosto de 2009

Diáspora, capítulo 10 de mi novela (fragmento 2)

Saludos a toda la banda bloguera que se deja descolgar por aquí. Chavos, este es segundo fragmente del capítulo 10 de la novela que estoy escribiendo, el primer fragmento lo publiqué antes del capítulo 4, el cual tenía que haber publicado mucho antes. Para evitar confusiones, reordené la barra lateral (sidebar) en donde se encuentran los enlaces (links) a las entradas correspondientes a cada narración que he publicado en el blog. En este nuevo orden, los fragmentos de cada capítulo entán en la parte inferior de la lista (donde dice estocadas varias) y ya se encuentran en el orden debido, por si se pierden, ahí está el orden en el que se debería de leer. Por su atención muchas gracias y de nuevo disculpen mi torpeza. Espero disfruten este fragmento, hasta luego.

DIÁSPORA (FRAG 2)

-
¿Por qué me detienes? Ese pendejo va a ir por más raza.- reclamó jadeando.

- No importa, en lo que llega nosotros ya nos pelamos. Además tenemos que ir por Rogelio.

- Pero todavía lo podemos alcanzar- intervino Roberto.

- No hace falta, Bernardo tiene razón- dijo Luis.- Además yo tengo hambre, es mejor movernos ya y empezar a buscar comida.

- Además, en lo que lo alcanzamos, estos cabrones se pueden despertar- dijo Bernardo.

- ¿Por dónde tenemos que irnos, Valín?- preguntó Roberto.

- Por lo que le entendí al tipo de ayer, tenemos que irnos por un costado de la laguna y llegar a una colina.

- ¿Entonces vamos bien por aquí?- preguntó Bernardo.

- Parece que sí.- respondió Homero.

- Vamos entonces.- dijo Roberto.

Antes de continuar, los muchachos tomaron las armas de los hombres que los habían atacado., pues tuvieron que abandonar las que habían obtenido antes, no podían seguir desarmados. Siguiendo un sendero a un costado de la laguna, los jóvenes se internaron en una arboleda muy espesa y caminaron a prisa durante horas sin encontrar rastro alguno de su amigo extraviado. Mientras caminaban, fustigados por la prisa de encontrar a su amigo y por el temor de ser atacados por sorpresa ya fuera por bestias o arqueros, el hambre los atacó de nuevo con esa característica mordida en el estómago. Luis observaba a las aves que se cruzaban de pronto entre las ramas. Roberto inspeccionaba los árboles en busca de frutas. Bernardo miraba el suelo con el mayor detenimiento que su apresurada marcha le permitía, pues temía pisar un nido de insectos alados con aguijón, como el que encontraron el día anterior. Homero se desesperaba por encontrar pronto la colina que le habían dicho antes. El tiempo transcurría y los muchachos empezaban a cansarse por el desvelo y el hambre, pero no podían darse el lujo de detenerse así nada más, necesitaban estar en un lugar seguro, a salvo de arqueros enmascarados. Tras unos metros más de caminata los jóvenes entraron en un claro amplio y en uno de sus rincones divisaron a una bestia, parecida a un tepezcuintle, pero más grande y con pezuñas, a la que quisieron cazar, la bestia los vio y les gruñó, pateó el piso varias veces, pero esa señal de advertencia no le importó ni a Luis ni a Homero, quienes se aprestaron a lanzar sus jabalinas. En eso, una cría de esa bestia salió chillando de una madriguera y Bernardo se movió suavemente al lado de Homero y posó su mano sobre la jabalina que este sostenía.

- Déjenla- dijo con suavidad.- Parece que no hace mucho que dio a luz.

Bernardo se compadeció de la bestia y aquel sentimiento contagió a sus amigos, que prefirieron dejar en paz al animal, a pesar del hambre feroz que los agobiaba. De nuevo continuaron su caminata entre la espesura de aquella selva, se dieron cuenta que era medio día pues la luz penetró con fuerza entre todas las ramas y las hojas. Estaban por adentrarse en otro claro, cuando una flecha rozó una oreja de Roberto y una piedra se estampó en un omoplato de Luis.

- ¡Mierda!- gruñó Homero- Vamos al claro.

3 comentarios:

JP dijo...

-- que sigue?! que sigue?! que sigue?!

Moka Hammeken dijo...

Y luego y luego? jajajA

Saludos y buen FINDE!

El Signo de La Espada dijo...

jota pe y Moka:

paciencia mis queridos solines, jejeje. Al rato viene lo que sigue, jeje

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