lunes, 1 de junio de 2009

El chiquillo maldito (continuación)

Aun no podía creer que fueran las dos de la mañana, algo sucedió cuando cerré los ojos en ese cabeceo al salir de la casa de mi amiga, no tengo ni idea, pero parece ser que ese momento duró cuatro horas. ¿Acaso me dormí cuatro horas en la calle? ¿Me dormí parado?

Inmerso en mis ideas confusas, seguí al niño sin preguntarle nada. Cuando pude reaccionar le dije:
- ¿Adónde me llevas niño?
- Vamos a esa colina que se ve ahí delante. Es la única dirección segura.
- ¿Estás seguro?
- Claro que sí. Yo paso por aquí todas las noches y sé como escapar de los demonios.
- Pero... pero...- balbucí.
-¿Eres sordo? Escúchame bien porque no voy a repetirlo. Soy el único que puede sacarte con vida de aquí.- Me lo dijo con esa voz de serpiente, en un tono que parecía más una amenaza que una aclaración.

Con cierta aprensión seguí, mas aun no sospechaba nada. Caminamos unas cuadras y recordé que el chiquillo no me había dicho su nombre. Me dijo que se llamaba Julián, Julián Bravo. Por alguna razón ese nombre se me hizo conocido. Poco desupués encontramos a los demonios que el chiquillo maldito tanto pregonaba.

Eran horribles, no eran más que una caricatura de ser humano. Tenían la piel verdosa, en tono que nunca había visto en mi vida y qué gracias al cielo, jamás he vuelto a ver. Eran escuálidos, altos, de miembros delgados y largos, terminado en garras largas, negras y afiladas, manchadas con la sangre de una víctima reciente. Sus ojos eran pequeños, completamente negros y de un brillo asesino horrendo. Y esa sonrisa maligna, burlona, satisfechos de matar.


¡Maldita sea la hora en la que les dieron esos colmillos! Esos colmillos no me dejan en paz, me siguen a todos lados, tenían la boca llenos de colmillos afilados, delgados, largos, ¡larguísimos! ¡¡Colmillos asesinos!!! ¡No! ¡No puede ser! Ahí están otra vez los malditos colmillos ¡Esos ojos malignos! ¡No!





¿Uh? ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Me están oyendo? ¡Ah, sí! ¡El niño! Julián, el chiquillo maldito. El muy maldito. No saben como lo odio, no saben como lo aborrezco y sin embargo, son saben como le temo, no tienen idea del terror que ese chiquillo maldito me produce. Por eso es que les estoy contando todo, para que no dejen que se me acerque. No dejen que se me acerque NO DEJEN QUE SE ME ACERQUE!

¿Qué es todo esto? ¿En dónde estoy? Ah, sí, los demonios... ¿Los demonios? LOS DEMONIOS, !EL MALDITO NIÑO! ¡NO!

No dejen que se me acerque, no dejen que se me acerque, no lo permitan, no dejen que se me acerque, no lo dejen acercarse a mí, no, no, no se lo permitan, no dejen que se me acerque, no, no dejen que se me acerque....


De pronto vimos una parte segura, en donde se veía claramente la colina que el niño mencionó, él me dijo que esa colina era segura, que por ahí se podía escapar. Sobre esa colina se podía distinguir una nube amarillenta enorme, grandísima, terrible. La forma y el tamaño de la nube me impactó, era terrible.

Detrás de mí había una pared que decía: "se pintan casas a domicilio" y de esa pared surgió un horrendo demonio y puso sus horrendas garras sobre mi cara y mi cuerpo, sentí su pestiliente aliento sobre mi cara, intentaba morderme y gruñía cosas sin sentido. No podía quitármelo de encima, tenía más brazos que yo y su piel me quemaba. Sí, su piel tocaba la mía y me producía un dolor sumamente intenso, insoportable, casi medesvanecía del dolor, era terrible. El chiquillo maldito solo se reía, me miraba con sus ojos de comadreja y no paraba de reír. "¡Huye! ¡Huye!" le gritaba, pero el maldito niño solo se quedaba ahí, parado como idiota, riéndose con su risa de rata, mientras la piel del demonio me quemaba la piel.

Repentinamente, el monstruo se esfumó y yo caí al suelo retorciéndome de dolor. El niño sentía una satisfacción abominable. Las facciones infantiles, pitecoides del niño se distorsionaban horriblemente en rasgos estirados y en sus ojos de lagartija se dibujaba un brillo demencial que no me deja tranquilo...

No me deja tranquilo, no me deja dormir, me asusta, no me deja dormir, no me deja tranquilo no me deja tranquilo....


Continuará en el próximo post!

6 comentarios:

Ministry of Silly Walks dijo...

Me imaginé a los pinches demonios... ora a ver si puedo dormir que soy hartamente sugestionable.

m. dijo...

Interesante. Seguimos leyendo.


Saludos.

Zed dijo...

No ma, que chingon te esta quedando!!!

El Signo de La Espada dijo...

Ministry: Puchas aguantate a que veas el cuento en imágenes o al final de este cuento, puchas, se pone bien perro.

Mantovanni: y bueno también en parte es respuesta para Ministry: Ustedes creen que podía dormir en paz cuando escribí el cuento?

mayito:
ah, verdad? Sopas, no te arrepentirás.

Zed:
Gracias mi buen, Zed, espero cumplir la expectativa, jeje saludos

[MnS] dijo...

El apellído del mocoso da miedo.

El Signo de La Espada dijo...

Monse: tú albureando?? O.o ajajaja

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