miércoles, 3 de junio de 2009

El chiquillo maldito (continuación de la continuación)

¿Otra vez aquí? ¡Por los nudillos de Zeuz! ¿Sigo aquí? Todavía no termino, ¿verdad? Les hablaba del madito niño, si risa aun me persigue, ¿se dan cuenta? Si existe algo horrendo en este mundo es ese maldito niño, ese chiquillo maldito no paraba de reír mientras me hallaba retorcido en una red caótica de dolor y más dolor. No podía dejar de llorar y el maldito niño chiquillo no podía dejar de reír. Cuando le pregunté al niño por qué no se escapó cuando le dije, me respondió que no quería irse porque el monstruo que me sostenía estaba muy chistoso y que le daba risa cuando me vió retorciéndome. ¡EL MUY MALDITO! ¡MALDITO! En ese momento quise que el infanticidio se convirtiera en una actividad virtuosa, a punto estuve de estrangularlo cuando escuché el batir de unas alas membranosas enormes, demonios alados llegaron a asolar la tierra y yo era la víctima en ese momento. Giraban a mi alrededor a una velocidad demencial... su forma se distorcionaba y yo no podía distinguir más que unas sombras negras y sus ojos rojos encendidos. Traté de convencerme que nada de eso estaba allí, ni los demonios, ni el niño, ni los gritos por todas partes y me pellizqué, quería pensar que era un sueño. Dirigí la vista hacia la colina al ver que una nube amarillenta giraba velozmente como si tuviera voluntad propia ¡Y LA TENÍA!

De pronto, nueve zarpas me tomaron por el cuello y la cabeza y me levantaron del suelo al mismo tiempo, los demonios me estaban arrancando la cabeza de aquella manera tan salvaje. Emitían gruñidos cortos, graves, como eructos. Yo les gritaba que me soltaran y los amenazaba y ellos se burlaban de mí y me sacudían y me clavaban las garras en el cuello y la cara, ustedes pueden ver las marcas que me dejaron son cuarenta y cinco cortadas que me hicieron nueve manos con cinco dedos terminados en garras de esos demonios. Me arrojaron al suelo y casi me rompen la espalda, me la deshicieron a patadas con sus pezuñas, me cortaron con sus garras. Yo gemía de dolor en medio de aquella tremenda tortura y los malditos demonios reían, cantaban y el maldito chiquillo también. Me desmayé del dolor y solo podía escuchar la risa de los demonios y su sadismo inconcebible.

Repentinamente volví en mí y el niño seguía ahí, los demonios se habían ido. Todavía no me explico por qué los demonios no me llevaron con ellos o por qué no terminaron de matarme. El chiquillo maldito estaba ahí con su mirada desconcertante, sus ojos de rata sarnosa ¡MALDITO! Todo estaba oscurísimo, los gritos, los alaridos, los susurros continuaban cada vez con mayor intensidad, pensé que seguramente había demonios a mi alrededor riéndose de mí. No podía respirar, sin embargo, cuando ví a la nube amarillenta otra vez, comencé a gritar deseperadamente y mis gritos eran aun más fuertes por el dolor de mis costillas destrozadas y mi carne desgarrada y el niño reía.

Fui un estúpido por ir con el niño, aun más estúpido por seguir con él es esas condiciones. El niño me pidió que lo siguiera, me prometió que los demonios no atacarían de nuevo y yo lo seguí como un niño engañado y dócil. Me tambaleaba y seguía caminando. Aun en ese estado el chiquillo maldito y yo esquivamos a toda suerte de diablos hasta que llegamos a la cima de la colina y ahí estaba esa maldita abominación, la nube amarillenta...

¡LES DIJE QUE TENÍA VOLUNTAD! NO ERA UNA NUBE, ERA EL JEFE DE TODOS ESOS MALDITOS DEMONIOS... los malditos demonios, la nube, los demonios los malditos demonios...

Engañado y dócil.... Malditos, los demonios, la noche. ¿Adónde fue mi amiga? ¿Se metieron a su casa los demonios? ¡MALDITOS! ¡MALDITO NIÑO! ¡ERA UN DEMONIO! Y yo que trataba de ayudarlo. ¿Habrán encontrado a mi amiga? NO ¡NO! ¡MALDITOS!

Engañado y dócil. Los demonios. El chiquillo maldito. Abominablemente perverso. Sádico, cruel, exageradamente cruel. ¡Asesino!... Engañado y dócil, como cordero al matadero... LA NUBE ¡LA NUBE! ¡NO!

La nube acercó su horrendo hocico a mi cara, su aliento era fétido y sus ojos eran un horror incomparable... sus ojos, sus ojos... EL MALDITO CHIQUILLO ME LLEVÓ A ESOS OJOS DEMENCIALES, ¡A LOS OJOS DEL TERROR! ESOS OJOS... esos ojos....

La nube acercó sus horrendas fauces a mi cara y abrió su hocico, lleno de baba y dientes afilados, deforme. Una ola de angustia me invadió, caí de rodillas y comencé a llorar y el maldito chiquillo se carcajeaba ¡MALDITOS! Ese demonio con forma de nube me gruño en la cara y luego se dirigió al chiquillo: "TE DIJE QUE QUERÍA A LA CHICA"

El niño le respondió que tenía mucha hambre y que la devoró, por eso me llevó con él. ¡MALDITO! ¡DEVORÓ A LA NIÑA! Apenas tendría catorce o quince años. El demonio discutía con el chiquillo maldito porque yo estaba muy maltratado, pero el niño esgrimió como argumento que era mejor comerme así porque era más perceptible el sabor del miedo. ¡MALDITO DEMONIO! La nube se convenció y abrió sus fauces y gritó

NO SABEN LO HORRENDO QUE ES ESTAR DENTRO DE LAS FAUCES DE UN DEMONIO. ES UN INFIERNO EN PEQUEÑO

El infierno... las fauces.... engañado y dócil. Adriana... Adriana, no dejes que se te acerquen... Las fauces... EL CHIQUILLO MALDITO

El demente demonio me iba a devorar, justo en ese momento apareció la luz del día y los demonios fueron fulminados. Me levanté y caí de bruces. Abrí los ojos y desde entonces estoy aquí...




Vaya con los doctores. Afirman que mis quemaduras, las garras clavadas, mi espalda desgarrada, que todo eso me lo hice yo mismo y que me tienen aquí para que no me haga más daño. Para que no lo haga otra vez. Pero yo quiero salir. Quiero estar de nuevo en el mundo. Desde que estoy aquí jamás he vuelto a ve a Adriana, quiero salir de aquí y verla de nuevo. Aunque por otro lado, al menos aquí estoy protegido de los demonios y sobre todo de ESE CHIQUILLO MALDITO.

- ¿Estás seguro?
- ¿Quién eres tú? ¿Adriana?
- No, amigo, no soy Adriana.
- ¿Quién eres?
- ¿No me recuerdas? Soy Julián.

ÑACA ÑACA ÑACA .... Les gustó?

5 comentarios:

Zed dijo...

Soberbio!!!

Como diría Moe: "Y POR ESO ODIAMOS A LOS NIÑOS!!!!"

Andrés Borbón dijo...

Me gustó mucho, aunque como decía, me hubiera gustado más leerlo de una sentada. Je, je. Ya sé que siempre me estoy quejando, pero para eso son los comentarios, ¿no?

Ojalá pongas más cuentos. Me encantan y este estuvo muy, muy bueno.

El Signo de La Espada dijo...

Zed:
Wow, gracias, carnal!
Por ahí seguiremos tasajeando, que diga, escribiendo.

Andrés:
Pues sí, maestro, tienes razón. Hace tiempo que hice la pregunta de que si los posteaba por fragmentos o de una sentada (y es que recibía muchas quejas por eso de que estaban muy largos) y con el Hombre Lobo de Terán resultó muy exitoso escribirlos por partes. Pregúntale a Monse. El mismo jotape, que en un inicio se pronunciaba a favor de que los posteara completos, cambió de opinión y le gustó mucho así por partes.

En fin, trataré de postear los cuentos más cortos de una sentada. Qué bueno que te gustó y pronto habrá más cuentos y otro capítulo de mi novela!!

[MnS] dijo...

Deberías de abrir un blog exclusivo para Andrés y le posteas todo el cuento 'de una sola sentada'.

Yo sigo prefiriendolos por partes; el suspenso incrementa de esta forma.

Buen cuento.

El Signo de La Espada dijo...

Monse:
Claro, yo sé que aspi por partes es más chido precisamente porque aumenta el suspenso. Y es lo que le explicaba a Andrés. Pero eso de abrir un blog exclusivo para él, ni que estuviera tan bonito, jajajaja

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