Saludos, mis muy estimados lectores, hoy les recibo con un nuevo cuento cuyo nombre se presta para el albur, si eso les ofende, lo lamento de corazón, pero no puedo cambiar el nombre de la narración por razones sentimentales que son de gran importancia para mí. Para quienes gustan del albur, pues ni hablar, ahora me aguanto.
Debo advertirles que en la edición de este cuento seguí el consejo de un amigo que alguna vez me dijo que era bueno "estridenciar las malditas letras". Ya sin más averiguaciones previas, los dejo con esta historia de horror que se llama
Debo advertirles que en la edición de este cuento seguí el consejo de un amigo que alguna vez me dijo que era bueno "estridenciar las malditas letras". Ya sin más averiguaciones previas, los dejo con esta historia de horror que se llama
El Chiquillo Maldito
Hace unos años me sucedió algo muy extraño. No me lo van a creer, no desde luego que no, pero fue de verdad aterrador, yo nunca me lo esperé. ¡Por los nudillos de Zeuz! Les juro que sí sucedió.
Cierto día fui a casa de una amiga. Esto pasó en mis días de estudiante. Teníamos un trabajo especial que hacer y terminamos pronto. Debo agregar que la chica me agradaba especialemente, ustedes me entienden, así que me quedé un rato más para charlar con ella. Ojalá nunca me hubiera quedado, al menos no debí quedarme tanto tiempo. ¡Maldición! Debo confesarles que disfrute el tiempo que estuve ahí, pero lo siguiente fue la peor experiencia de mi vida.
Eran las diez de la noche. ¡Lo recuerdo claramente! ¡Recuerdo cada detalle de ese horror!. Sentí que era propio retirarme, aunque lo más adecuado hubiese sido retirarme antes. En medio de la conversación cabeceé un par de veces, esa fue la razón por la que decidí regresar a casa. Cuando me despedí de mi amiga y di media vuelta, volví a cabecear. Fue solo un instante, un parpadeo y en ese efímero instante, todo, absolutamente todo cambió. El color del cielo, el olor del ambiente, incluso las casas se veían distintas. La Luna brillaba intensamente y todas las estrellas resplandecían como nunca y era posible apreciarlas a pesar del alumbrado público.
De inmendiato, lo primero que ví fue a una chica corriendo frenéticamente, ella no reparó en mi presencia aunque la llamé. Me llamó la atención verla correr así y sentí curiosidad, quería saber qué le pasaba, por qué corría. Quise seguirla pero enseguida cambié de opinión, no quise asustarla más. Ella dio vuelta a la derecha dos cuadras adelante y a los pocos segundo escuché un grito desgarrador proveniente de esa dirección. De inmediato, la impresión, el miedo, el sonido tan intenso, no lo sé, la idea es que mi somnolencia se esfumó por completo y mis sentidos se pusieron alerta. Corrí hacia donde el grito se originó. Nunca pensé que encontraría lo que encontré, aun no lo entiendo, no lo asimilo, aun no lo puedo creer. Yo pensé que la chica corría a casa porque se le hacía tarde y estaba temerosa de que la asaltaran, creí que se asustó porque vio a un gato o una rata. Pero no, nada de eso, que inocente fui...
¡Maldición! ¡Pobre muchacha! ¡Tendría apenas quince años!
La encontré muerta, mutilada, desollada, solo su rostro estaba íntegro y conservaba el gesto de horror que aun me persigue en sueños! Horrorizado, intenté huír y al darme la vuelta me estrellé contra algo, caí al piso y ahí estaba él... el chiquillo maldito, ese enviado del diablo, ese maldito, ¿quién lo hubiera pensado? Ambos nos levantamos al instante. Él se limpió la boca.
Maldito, lo maldigo día a día. Sin embargo le temo, aun le temo. Sí, ese maldito chiquillo me da miedo.
¿Cómo diablos iba yo a saber? Nunca sospeche nada a pesar de lo extraño de la situación, jamás, en ningún momento, excepto cuando llegó el final. Nunca lo preví, qué ingenuo fui ¡MALDITA SEA! Y él....
¿En dónde me quedé? ¡Ah, sí! El niño y yo chocamos, ambos caímos y nos levantamos. ¿De qué podría sospechar de él? ¿En que podría fundamentar sospecha alguna? Después de todo era un niño o al menos eso parecía en un principio y ahí estaba él, tenía cara de rató con sus pequeños ojos de comadreja, esos ojos que movía incesantemente, lo cual me ponía muy nervioso. ¿Por qué diablos se limpió la boca? Parecía que había comido algo. Esa mancha roja en su manga ¿Por qué no lo ví en ese momento? ¿Cómo pude pensar otra cosa? Yo creí que ese niño se había tragado alguna golosina.
- ¿Cómo te llamas niño?- le pregunté.- No tengas miedo, no voy a lastimarte. ¿Dónde vives? ¿Qué haces tan tarde fuera de tu casa?- El chiquillo parpadeo un par de veces y me respondió en un tono muy serio:
- NO tengo casa.
- ¿Qué dices? ¿Seguro que no me mientes?- respondí contrariado.
- Es cierto lo que te digo.- me había dicho una de las más grandes mentiras que he escuchado en mi vida, ese niño sí tenía casa, venía directo del infierno o de algún sitio peor.
- Entonces vámonos.- le dije.- es muy tarde y algo te puede pasar si rondas tú solo a estas horas. Hay que llevarte con alguien que pueda cuidar de tí, tomemos un taxi.
- A esta hora no pasan taxis. Nadie quiere venir aquí, nadie.- dijo igualmente serio.
- ¿Quién te ha metido eso en la cabeza, niño?- pregunté contrariado.
- Es verdad lo que te digo. ¿Ves a esa chica? La mataron los demonios.
- ¿Los qué?- No creas esas cosas muchacho, eso no existe.- Tonto de mí, el maldito niño tenía razón.
- Es en serio. Vámonos, antes de que vengan más.
- Pero, ¿cómo nos vamos? ¿Estás seguro de que no pasan taxis a estas horas?
- ¿Eres necio, acaso? Ya te dije que no.
- ¿Pues qué hora es?
- Son las dos de la mañana.
- ¿Qué?- gemí lleno de incredulidad.- Pero hace unos minutos salí de casa de una amiga y eran las diez de la noche, no puede ser.
- Son las dos de la mañana y ya.
- Pero aun a estas horas circulan taxis, maldición.
- No en este lugar. Nadie viene aquí.- Señaló tajante.- Solo yo puedo sacarte de aquí. Ya no preguntes más, vámonos antes de que vengan más demonios.
El niño me tomó de la mano y tiró con tal fuerza que no tuve más opción que seguirlo.
Cierto día fui a casa de una amiga. Esto pasó en mis días de estudiante. Teníamos un trabajo especial que hacer y terminamos pronto. Debo agregar que la chica me agradaba especialemente, ustedes me entienden, así que me quedé un rato más para charlar con ella. Ojalá nunca me hubiera quedado, al menos no debí quedarme tanto tiempo. ¡Maldición! Debo confesarles que disfrute el tiempo que estuve ahí, pero lo siguiente fue la peor experiencia de mi vida.
Eran las diez de la noche. ¡Lo recuerdo claramente! ¡Recuerdo cada detalle de ese horror!. Sentí que era propio retirarme, aunque lo más adecuado hubiese sido retirarme antes. En medio de la conversación cabeceé un par de veces, esa fue la razón por la que decidí regresar a casa. Cuando me despedí de mi amiga y di media vuelta, volví a cabecear. Fue solo un instante, un parpadeo y en ese efímero instante, todo, absolutamente todo cambió. El color del cielo, el olor del ambiente, incluso las casas se veían distintas. La Luna brillaba intensamente y todas las estrellas resplandecían como nunca y era posible apreciarlas a pesar del alumbrado público.
De inmendiato, lo primero que ví fue a una chica corriendo frenéticamente, ella no reparó en mi presencia aunque la llamé. Me llamó la atención verla correr así y sentí curiosidad, quería saber qué le pasaba, por qué corría. Quise seguirla pero enseguida cambié de opinión, no quise asustarla más. Ella dio vuelta a la derecha dos cuadras adelante y a los pocos segundo escuché un grito desgarrador proveniente de esa dirección. De inmediato, la impresión, el miedo, el sonido tan intenso, no lo sé, la idea es que mi somnolencia se esfumó por completo y mis sentidos se pusieron alerta. Corrí hacia donde el grito se originó. Nunca pensé que encontraría lo que encontré, aun no lo entiendo, no lo asimilo, aun no lo puedo creer. Yo pensé que la chica corría a casa porque se le hacía tarde y estaba temerosa de que la asaltaran, creí que se asustó porque vio a un gato o una rata. Pero no, nada de eso, que inocente fui...
¡Maldición! ¡Pobre muchacha! ¡Tendría apenas quince años!
La encontré muerta, mutilada, desollada, solo su rostro estaba íntegro y conservaba el gesto de horror que aun me persigue en sueños! Horrorizado, intenté huír y al darme la vuelta me estrellé contra algo, caí al piso y ahí estaba él... el chiquillo maldito, ese enviado del diablo, ese maldito, ¿quién lo hubiera pensado? Ambos nos levantamos al instante. Él se limpió la boca.
Maldito, lo maldigo día a día. Sin embargo le temo, aun le temo. Sí, ese maldito chiquillo me da miedo.
¿Cómo diablos iba yo a saber? Nunca sospeche nada a pesar de lo extraño de la situación, jamás, en ningún momento, excepto cuando llegó el final. Nunca lo preví, qué ingenuo fui ¡MALDITA SEA! Y él....
¿En dónde me quedé? ¡Ah, sí! El niño y yo chocamos, ambos caímos y nos levantamos. ¿De qué podría sospechar de él? ¿En que podría fundamentar sospecha alguna? Después de todo era un niño o al menos eso parecía en un principio y ahí estaba él, tenía cara de rató con sus pequeños ojos de comadreja, esos ojos que movía incesantemente, lo cual me ponía muy nervioso. ¿Por qué diablos se limpió la boca? Parecía que había comido algo. Esa mancha roja en su manga ¿Por qué no lo ví en ese momento? ¿Cómo pude pensar otra cosa? Yo creí que ese niño se había tragado alguna golosina.
- ¿Cómo te llamas niño?- le pregunté.- No tengas miedo, no voy a lastimarte. ¿Dónde vives? ¿Qué haces tan tarde fuera de tu casa?- El chiquillo parpadeo un par de veces y me respondió en un tono muy serio:
- NO tengo casa.
- ¿Qué dices? ¿Seguro que no me mientes?- respondí contrariado.
- Es cierto lo que te digo.- me había dicho una de las más grandes mentiras que he escuchado en mi vida, ese niño sí tenía casa, venía directo del infierno o de algún sitio peor.
- Entonces vámonos.- le dije.- es muy tarde y algo te puede pasar si rondas tú solo a estas horas. Hay que llevarte con alguien que pueda cuidar de tí, tomemos un taxi.
- A esta hora no pasan taxis. Nadie quiere venir aquí, nadie.- dijo igualmente serio.
- ¿Quién te ha metido eso en la cabeza, niño?- pregunté contrariado.
- Es verdad lo que te digo. ¿Ves a esa chica? La mataron los demonios.
- ¿Los qué?- No creas esas cosas muchacho, eso no existe.- Tonto de mí, el maldito niño tenía razón.
- Es en serio. Vámonos, antes de que vengan más.
- Pero, ¿cómo nos vamos? ¿Estás seguro de que no pasan taxis a estas horas?
- ¿Eres necio, acaso? Ya te dije que no.
- ¿Pues qué hora es?
- Son las dos de la mañana.
- ¿Qué?- gemí lleno de incredulidad.- Pero hace unos minutos salí de casa de una amiga y eran las diez de la noche, no puede ser.
- Son las dos de la mañana y ya.
- Pero aun a estas horas circulan taxis, maldición.
- No en este lugar. Nadie viene aquí.- Señaló tajante.- Solo yo puedo sacarte de aquí. Ya no preguntes más, vámonos antes de que vengan más demonios.
El niño me tomó de la mano y tiró con tal fuerza que no tuve más opción que seguirlo.
continuará en el próximo post....
Chavos los dejo por el momento, espero que les haya gustado este fragmento. Nos leemos el lunes!!
11 comentarios:
Qué fácil, ¿verdad? Dejar al pobre e indefenso lector aferrado a esa historia de terror hasta el lunes...
Ni modo, a esperar.
Saludos.
Aaaahhh que chido... se puso interesante, jajaja
No se vale... con las novelas Ok, pero con los cuentos no se vale el "continuará..." Eso es crueldad. Violencia psicológica. Je, je.
-- ese chiquillo me da miedo! viento'spada!
mayito:
No, no es fácil. No tienes idea de lo ansiógena que es esa disyuntiva entre postear todo el cuento o un pedazo nada más.
Zed:
ese mi Zed, ya veremos al final.
Andrés Borbón:
Violencia psicológica la que me aplicaron a mí... ya te platicaré con más calma jejeje.
jota pe:
Para dentro de una semana posteo otro más cabrón, jajajjaa
nos vemos
¡PROTESTO!
Me asomé, vi el rollo y pensé que flojera leer todo eso. Cometí el error de empezar y me enganché con el texto, solo para leer al final continuara. grrrrrrr
¡Odio las novelas por entregas!
Ontobelli: oye maestro, me estás aplicando la del malo si sí y malo si no... Si lo posteo todo: "ay que güeva leerlo todo" y si posteo un fragmento es tortura psicológica... ptrrr
Mantovani: orales, a ver si te late el final, jejejeje
saludos a todos
Pués yo concuerdo que eso del continuará te deja con un sabor amargo.
En fin, ¿Caprichos artisticos amigo mio o se trata de cierto sadismo del autor de este blog?
Un abrazo
jajajaja, un poco de las dos, mi estimado educavent, un poco de las dos
Tu amigo tuvo una gran idea en eso de 'enfatizar' las frases para que le den un toque dramático al cuento.
Ahorita mismo me aviento el post recuente :) .
yA SE TE EXTRAÑABA mONSE
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