El Hombre Lobo de Terán, parte 4 y... algunas otras chivas

Hola chavos.

He estado preocupado este fin de semana porque soy muy malhablado, me encanta maldecir y decir groserías. Escribir groserías también. Y suelo hablar con rudeza, sin darme cuenta. Tales cualidades de mi personalidad me han metido en problemas.

No me he querido pelear con los trolls del sacatrapos, pero ya me tienen hartos y quisiera confrontarlos para que le bajen de bolas, pero sé que no tiene caso. Aún así, sin querer a veces tiendo a tener un comportamiento trollesco al llenar mis comentarios con majaderías y debido a eso, por desgracia y sin que fuese esa mi intención, ofendí al maestro caricaturista conocido como Rictus (o sacatripas), la bloguera Tazy también se ofendió y hasta el maestro Kabeza y además, empezó un pleito de cantina entre un bloguero medio extraño y un troll, que comenzó por una referencia a mi comentario grosero.

Por eso, Master Rictus, si estás leyendo esto, no creo, pero por si acaso, realmente lo lamento mucho, no fue mi intención ofenderte. Tazy, lamento que ese comentario tan inicuo te molestara, Master Kabeza, lo siento, no quise importunarlo con mi comentario ni con la verdulería que se hizo después por mi culpa.

Por otro lado, hay un animal que me tiene muy sacado de onda y es este:
Es un puercoespín que vive en Inglaterra y por alguna extraña razón, ha perdido sus características espinas y su pelo, el animal se observa deprimido y su piel está descamada. Ni siquiera es mi paciente, pero me trae jodido, no he dejado de pensar en las múltiples patologías que pudieran estar asociadas a ese triste evento de perder sus espinas, he pensado en muchas opciones diagnósticas pero ya no aguanto a ver el caso publicado en alguna revista seria. Quiero saber qué tiene y si el pobre animal se curará.
Espero que esté bien.

Esta semana culmino el méndigo trámite para mi examen profesional.

Y ya. Ahora los dejo con un chistorín y la quinta parte del Hombre Lobo de Terán.
Este era un tipo que llega con el cura y el cura tenía una medalla muy bonita y el tipo empezó a pedírsela insistentemente:




En una de esas, como a la semana llega una chava a confesarse con el cura y le dice:

jajajaja, espero les haya gustado, jejeje.
Bien, ahora sí va lo prometido...

El Hombre Lobo de Terán
cuarta parte

En el camino de regreso a Tuxtla llamó por teléfono a su tío Alfredo, director del Parque Zoológico Benito Juárez de Morelia para informarle de la muestra y le preguntó si podía enviársela para que la analizara, su tío aceptó.

- Sí es pelo de lobo, pero si observas bien es un pelo muy viejo.- afirmó el tío Alfredo, dos semanas después.- No creo que un lobo viva en esa cueva y que se le haya caído el pelo, me parece que es de un lobo europeo y creo que llegó artificialmente, como esas hierbas. No sé que son, pero déjamelas, las voy a estudiar para identificarlas.

……………………………………………………………………………….

- ¡No me dejes aquí!- eran las doce de la noche y Beth le suplicaba a Hernán que no la dejara sola cuando se bajaba de su carro al llegar a la Facultad de Humanidades, sin querer se aferró fuertemente a su muñeca, clavándole las uñas.

- Llévate mi carro.- le dijo Hernán, nervioso, sobándose la muñeca. - Este no es lugar para ti, si tienes miedo mejor vete.- Sentenció con rudeza. Beth encendió un cigarrillo y se enjugó la única lágrima que dejó salir.

- No- dijo con seriedad- quiero ver muerto a ese asesino.-Beth temblaba al decir esto, pero empuño su mano derecha con valor, quería vengar a su amiga.

Abrió la puerta del auto y se bajó. En ese momento escucharon el grito. Corrieron a buscar a Eric. Lo encontraron sentado en una piedra, temblando, pálido.

- ¡Pasó frente a mi!- dijo con la voz quebrada.- Pasó frente a mí.- repitió levantándose.- ¡Pasó frente a mi!- gritó desesperadamente. Los ojos de Eric parecían estar apunto de salirse de sus cuencas.- ¡Pasó frente a mi!- gritó frenéticamente y cayó al suelo.

……………………………………………………………………………….

Durante varios días, Eric visitó algunos sitios de Internet en busca de información acerca de los hombres lobo y le mostró lo más relevante que encontró a Beth y Hernán. En los muchos casos de asesinatos cometidos por bestias en Europa, casi todos estaban vinculados a la brujería y al uso de alucinógenos, como en el caso de Peter Straub. Los tres se figuraron la posible respuesta. La hierba que Hernán encontró en la cueva era Belladona. Casi estaba convencido de que la bestia era un psicópata.

Eric se rascaba ansiosamente la cabeza, no se convencía, locura, canibalismo, licantropía, todas esas cosas lo confundían. Sí, quizás estaba loco, quizás era muy fuerte, estaba entrenado, pero por como mataba el asesino, Eric pensaba que tenía que ser un Hombre Lobo.

- Tengo una duda, Hernán ¿tú entiendes qué es licantropía, una psicopatía, una sociopatía y todo eso?

- Te lo expliqué hace poco, ¿no?

- Sí, cuate, pero yo digo, ¿comprendes eso tan a fondo como para reconocer esas características en alguien, solo con ver lo que ha hecho, sin hablar con la persona o haberla visto antes?

- Creo que ya sé a que vas. No somos criminólogos, no somos psicólogos, ni psiquiatras.- respondió Hernán

- No tenemos los elementos suficientes para aseverar eso, Hernán, tienes que aceptarlo.- puntualizó Eric.

Hernán se devanaba los sesos y se angustiaba al no tener la plena certeza sobre la naturaleza del Hombre Lobo de Terán. Beth tenía la vista perdida y no paraba de fumar. A ella no le importaba si el asesino era un Hombre Lobo o no, su problemática era un tanto más sencilla: lo quería muerto.

Eric y Hernán se miraban uno al otro, consternados, casi confrontados. Eric creía en la existencia de un hombre lobo, pero le avergonzaba aceptarlo ante los demás. Por eso mostró una sonrisa de victoria cuando Hernán admitió que no podía asegurar la naturaleza del asesino. Entonces Hernán se decidió:

- Vamos a cazarlo

……………………………………………………………………………....

Dalia se mordía las uñas. Su perro aun no se recuperaba de la cirugía y Hernán le había dado instrucciones de mantener al perro en reposo. En plena cirugía, Rufo, el perro, cayó en paro respiratorio, de no ser por la ayuda de Hernán el perro habría muerto. Al recordar esto, Dalia sintió un vuelco en el corazón. Su perro convaleciente andaba suelto y el riesgo de que muriera era considerable. Como profesional de la salud animal (o casi) Dalia no se perdonaría la muerte de su perro.

A diez minutos antes de la una de la madrugada Dalia iba sola con una lámpara y una cadena merodeando los alrededores de la Colina Universitaria en busca de su perro prófugo.

En medio de la oscuridad, los oídos de Hernán trataban desesperadamente de captar el sonido de pisadas, gritos, pero solo escuchaba los jadeos de Eric, que aun no superaba el encuentro con el Hombre Lobo de Terán. Repentinamente Beth, Eric y Hernán se toparon con la caseta de vigilancia de la Facultad de Humanidades. Beth se sobresaltó al oír el sonoro ronquido del vigilante. Tratando de tranquilizar a su amiga, Eric le dijo que por las noches en la Facultad se podía estar como si no hubiera vigilantes y estaba a punto de criticar duramente a la Universidad por eso, cuando Hernán les ordenó bruscamente que se callaran. Habían corrido en círculos siguiendo sombras confusas y el ruido del viento revolviendo la hojarasca y las ramas de los árboles.

……………………………………………………………………………….

- ¿Me estás diciendo que vas a intentar capturar a un asesino tú solo, nada más porque esa tipa te lo pidió?- la voz de Mónica estaba cargada de celos.

Hernán insistió en que trataba de demostrarle a Eric que no existía el hombre lobo. Pero a Mónica no le importaba si había monstruos o no, le hizo saber su indignación porque le hacía un favor a una desconocida.

- Lo que pasa es que te gusta hacerte el héroe.- le dijo Mónica y Hernán se fue a su casa sin decir adiós ni voltear atrás.

Toda la noche estuvo despierto y angustiado. Al día siguiente Mónica le dijo que le preocupaba su seguridad y le pidió que no siguiera investigando al Hombre Lobo de Terán. Hernán abrazó a Mónica muy triste y le prometió que no iría tras el asesino. Tenía la intención firme de mantener su promesa, pero un día Mónica tenía que hacer una tarea muy extensa y no se podían ver ese día. Hernán no tenía nada que hacer y ofreció su ayuda a Mónica, pero ella no quería molestar a su novio y le dijo que no. Hernán se precipitó y la malinterpretó, no se lo dijo, pero sintió que no apreciaba su ayuda.

- ¿Te puedo llamar al menos?- Mónica respondió afirmativamente, pero cuando la llamó, ella no respondió.

“Si no me quieres ver, mejor dímelo desde un principio para que no esté con pendiente” pensó Hernán amargamente. Así, sintiéndose despreciado, decidió romper su promesa y llamó a Eric para ponerse de acuerdo y cazar al Hombre Lobo de Terán.

……………………………………………………………………………….

Hernán escuchó una especie de silbido y un débil jadeo, segundos después una enorme figura que pasó velozmente frente a ellos los congeló. Instintivamente la musculatura de Hernán se contrajo intensamente. Beth se aferró de Eric y este empezó a jadear desesperadamente otra vez. Hernán no pudo localizar a la sombra con el oído a causa del ruido que hacía Eric en su ataque de pánico. Enfurecido, Hernán tomó a su amigo del cuello de la camisa y le dijo:

- Si no te callas, yo te voy a aterrorizar más que el Hombre Lobo.

Se escuchó el silbido y el jadeo otra vez y la sombra pasó de nuevo frente a ellos. Enrevesados gruñidos acompañaban al ruido de la hojarasca bajo los pies de algo o de alguien. Bajo un débil destello del alumbrado público pudieron distinguir el contorno de la sombra que asomaba una enorme cabeza de lobo en la parte superior y afiladas garras en sendas manazas.