Sueños

Este son post está dedicado a PaHeSol, the narrow great mind

Muchas veces, a lo largo de nuestras vidas nos encontraremos con sueños de todos tipos, sueños chistosos, raros, o que dejan un mal sabor de boca, sueños horrorizantes y sueños sencillamente frustrantes.

Por ejemplo, hoy soñé que estaba haciendo preparativos para mi boda y mi prometida se enfermaba y algo sucedió, el caso es que para acabar pronto, mi papá y el Dr. House hacían equipo para diagnosticar a mi mujer.

Nunca falta el sueño en el que tienes que correr y sientes que los pies se te hacen de chicle y mientras más te esfuerzas en correr, más lento avanzas. O que te estas agarrando a madrazos con un cabrón y tienes la impresión de que no le haces nada, por más duro que le pegas, solo le haces cosquillas.

Hace un chingo de años comencé a soñar con una especie de rancho- parque de diversiones muy extraño, sombrío y en donde las supuestas atracciones me atacaban, por ejemplo unos vatos vestidos de campesinos de principios del siglo XX. Al final del sueño siempre salía un pendejo vestido de cuero negro y con la cara pintada como uno de los güeyes de kiss. Recuerdo que para llegar ahí siempre había que caminar un chingo y pasar por un montón de árboles frutales y maderables. Se supone que esa era la salida, pero había una pista de patinaje circular, no muy grande. Los límites eran pequeños muros que no te llegan ni a la mitad del muslo y unos pinches tubos. Es decir, como las pistas de patinaje pedorras de los cerritos (y si no las conoces te doy un zape, mostra).

Pero el pendejo del traje de motociclista estilo Ghost Rider era algo así como el final boss de los K. O. F’s: es decir un cabrón que no atacaba a golpes, sino a “puro poder”, lanzaba unas estrellas que quemaban y daban toques. Encontrarme a este pelmazo era muy frustrante porque siempre salía dando vueltas desde el sub suelo mientras tocaba una melodía burlona con una trompetita pedorra. Y empezaban los madrazos y empezaba a decir: puropoder, puropoder puropoder“ mientras lanzaba sus pinches estrellitas. Total que yo me tapaba con los brazos, pero aún así me hacía daño y acababa perdiendo la pelea y siempre se escuchaba al final la puta melodía burlona con la pinche trompetita.

Cuando tenía doce años tuve un sueño muy extraño, soñé que era adulto y era médico en el hospital civil de Tapachula. En el sueño estaba atendiendo el caso de un niño que nación con las patas y los brazos de lagartija y la mamá no lo aceptó en un principio. Al fin lo aceptó y yo le decía a la ñora que qué bueno que lo aceptó porque yo había leído de una señora que mató a su bebé por haber nacido así, creyendo que era el anticristo. La señora me dijo que ella entendía que eso pasaba y que no creía en esas cosas. Entonces el niño habló con voz ronca y aguardientosa diciendo: “qué bueno que ni siquiera lo intentaste, porque mira de lo que soy capaz” y eso se aventó una wacareada enoooooooorme pero una wacareada monumental que inundó el hospital y la ola de vasca me arrastraba… eso era angustiosísimo y sentía mucho miedo, entonces una voz me decía: “despierta!! despierta no mames, estás soñando, despierta ya!!” Y me desperté y estaba cruzado en la cama.

Ese sueño me fue útil y todavía lo recuerdo porque a partir de ese sueño me di cuenta de que se puede controlar los sueños. La voz que hablaba era yo mismo, estaba consciente durante el sueño. El control que obtuve fue tal, que con la debida concentrancia antes de dormir podía soñar con la temática que yo quisiera, aunque no siempre.

Llegó un momento en el que volví a soñar con el ranchoparquedediversiones que me aterraba por todo lo que siempre me salía y las madrizas que se armaban. En una de esas me metí a una especie de lavadero de una especie de vecindad y me salió una especie de momia que me empezó a poner una especie de madriza y en una de esas me estaba ahorcando y me tenía arrinconado contra un tanque de agua (o una pila de agua) el caso es que yo le acomodaba dos tres putazos y me ardían las manos porque la momia estaba bien pinche rasposa y en eso una voz me dijo: dale la vuelta y le di la vuelta. Y la voz (en adelante, yo) le dijo: aviéntalo al agua y eso hice y la momia se disolvió en el agua.

Más tarde apareció el mismo escenario de la arboleda con la pinche mierda de pista y lo mismo: el puto de cuero pintado como los güeyes de Kiss, saliendo del sub suelo, tocando su pinche trompetita.

Le grité mil y un pendejadas y al final que ya estaba harto de su pinche música jodona, el pendejo sonrió, el único gesto que había hecho hasta el momento. Y empezaron los vergazos. Otra vez el pinche: “puropoder, puropoder, puropoder” y me tapé uno y me dolió y en eso dije: “agáchate” y se agachó el güey de mi sueño o sea yo,  y esquivé la estrellita pedorra. Y en eso dije: “salta!” y salté varias de esas pendejadas que aventaba ese culero hasta que me acerqué a él y dije: “ora sí, dale en su madre a ese puto” y le acabé de dar en la madre. Y jamás en la vida he vuelto a soñar con el vato pintado como los de kiss.

Nevertheless, me las he visto negras en muchos otros sueños y en varios casos me vale grillo y sigo viendo que me sucede, dejo que siga su curso. O sencillamente despierto.

Así pues, mi querida Papao, no te agüites si no te sale un Hadouken en tus sueños, en una de esas aparecerán esos poderes descoñocidos desconocidos.

Y para ambientar un poco el post:

 

So long, folks!!