Escape por los pelos (Cap. 11, Frag 4. )

Amigos, les dejo el último fragmento del capítulo 11 de mi novela. Dudo que sea el último capítulo que vaya postear en el blog, pero por lo pronto la vamos a dejar en paz un rato. Sus opiniones me serán de gran gran ayuda. Muchas gracias por permanecer leyendo y comentando los capítulos.

 

Con su coartada lista caminaron nerviosos. Habían salido por el norte de la ciudad y se despidieron de Roberto al pasar cerca de su casa. Posteriormente acompañaron Gerardo a su casa. Homero tenía que ir hasta la marina y Luis le sugirió que se quedara en su casa y llamara a su vecina para que avisara a su casa. En el camino pasaron cerca de la secundaria y le preguntaron la hora a un señor que iba pasando. Les dijo que eran las siete y media. Les extrañó que a esas horas no hubiera nadie en la escuela siendo lunes. Por lo que dedujeron que era domingo aun. Minutos más tarde pasaron por una iglesia que tenía actividades solo los sábados, lo cual señaló Bernardo.

 Tendrán alguna festividad- sugirió Luis.

 ¿Será?- preguntó Bernardo, a medias convencido de lo que su amigo le decía.

Al llegar a casa de Luis, Bernardo se despidió de sus amigos antes de que entraran.

 Ya sabes- le advirtió a Luis fuimos a jugar fútbol al rancho del tío de Aldo y nos perdimos de regreso.

Mientras caminaba a su casa, Bernardo sintió un vuelco en el corazón pues nunca se había ausentado tanto tiempo de casa y temía la severidad y la duración del castigo de sus padres.

En casa de Luis no había nadie, lo cual lo alivió un poco. Mientras esperaba a que Homero llamara a su casa, Luis fue a la cocina y vio de reojo un calendario. Extrañado volvió la vista sobre el calendario y vio que estaba la papeleta del sábado. Con un gran vaso de agua en la mano, se dirigió a su cuarto y encendió su computadora, se extrañó de nuevo al ver que la fecha era del sábado, del mismo día de que había salido de su casa.

Bernardo entró a su casa con la cola entre las patas y su madre le espetó en cuanto lo vio:

 ¡Mira nada más como vienes!- lo miró de pies a cabeza varias veces ¿Dónde andabas?

 Fuimos a jugar fútbol al rancho del tío de Aldo.

 ¿Por qué vienes todo enlodado?- preguntó su madre sospechando del repentino interés del muchacho por los deportes de equipo.

 Es que nos cayó un aguacero en pleno partido.- dijo riendo apenado.

 ¡Qué bruto!- la madre de Bernardo movió la cabeza de lado a lado en un gesto de desaprobación Ve a bañarte- ordenó.

El muchacho obedeció y salió del baño muerto de sueño.

 Ya me voy a dormir, mamá.- dijo somnoliento.

 ¿Tan temprano?- preguntó su madre.

 Es que tengo mucho sueño mamá, me desperté muy temprano hoy.-

 Está bien, pero antes de eso ¿pusiste a remojar tu ropa?

 Sí.

 Tú la vas a lavar, a mano- indicó con severidad.

 Sí, está bien- aceptó el muchacho con sumisión, temiendo algo peor-

 Y otra cosa más. No vuelves a salir tanto tiempo. Estuviste afuera todo el día, vagales.

 Perdón, no me fijé en la hora.

 Pero eso no es lo peor, te fuiste a un rancho sin mi permiso, sin que me enterara siquiera. ¿Por qué no me hablaste?

 Lo siento, es que como no servía el teléfono en la mañana, pensé que no iba a entrar la llamada.

 Pues no- señaló la madre de Bernardo. En cuanto te fuiste con tus amigos el teléfono funcionó bien. ¿Por qué no viniste a avisarme?

 Ya estaba algo lejos de la casa, mamá. Me acordé muy tarde, perdóname.- dijo el muchacho apenado.

 No vuelvas a regresar tan tarde, ingrato. Siempre avísame.

 Procuraré hacerlo, madre.

 No, no procures, ¡hazlo!

 Sí- dijo cabizbajo Sí, mamá- respondió aun más apenado.

 Cena algo antes de irte a dormir.- dijo concluyendo la llamada de atención.

Al terminar de cenar, Bernardo estaba inquieto pensando que aun faltaba algo, pero no sabía que era y le restó importancia dada su urgencia por dormir.

 Mamá, ¿hoy es sábado?

 Sí, ¿por qué preguntas?

 Por nada, se me figuró que era domingo- dijo bostezando.Hasta mañana, mamá.

 Hasta mañana- dijo la madre acariciando el cabello del muchacho. Que descanses.

Acurrucado en su cama, Bernardo susurró

 Me salvé por los pelos- entonces escuchó la voz de su padre:

 ¡Bernardo!

 Ay, ya valió verga.- una vez frente a su padre, este le dijo:

 Hijo, quiero que vayas a comprar unos cigarros. Y de regreso, quiero que me acompañes a cenar

 De acuerdo.- Al salir de su casa no pudo evitar sonreír y dijo:  Sí, me salvé por lo pelos.

 

De nuevo, amigos, muchas gracias por seguirle la pista a la novela. Para el próximo post, un cuentito.