Hola chavos, con eso de que soy bloguerahólico, me puse a carburar los telarañosos mecanismos de creatividad y se aparecieron en mi cerebro las respuestas a las epistoles de hace unos días. Espero les gusten. Hasta pronto.
Rubén:
Hola, chamacón! Cuánto gusto que escribas!!
Hace una era que no sabía de tí. A decir verdad supe que te habías casado y que tu esposa murió, pero todo resultó un comentario maldoso que le hiciste a Maira y que ella se creyó. Típico de tí.
También supe que traías un pleito con Daniel, que no lo dejas en paz ni porque su mamá se murió. Pero no creo que sea cierto, él y tú eran casi novios. Me habían dicho que te habías ido al extranjero, pero nunca supe si fue cierto o no. Como es la gente chismosa, verdad?
Quiero decirte que me apena que escribas con cierta nostalgia. Sobre todo que me digas que no sabes ni por qué lo haces. No pude dejar de notar un dejo de tristeza en la última parte de la carta en la que me dices que aun guardas la regla de cálculo que te regalé. ¿Te enojarías conmigo si te digo que no me acordaba de eso?
Lo que quisiera saber es qué tienes. Realmente te noto triste al decir que aun la guardas como recuerdo de que alguna vez te quise. Rubén, no solo te quise alguna vez, te quise durante mucho tiempo y te quise muchísimo. Creo que nunca quise a alguien como te quise a tí. ¿Te acuerdas cuando le diste la flor a Maxi? Sé que le comentaste a Daniel que no entendías por qué me puse triste, siendo que ya no éramos novios desde meses atrás. No solo me puse triste, ese día lloré más que cuando terminamos. Todavía te quería para entonces y te seguí queriendo mucho tiempo más.
Sé que te dolió mucho que yo terminara contigo, pero tienes que entender que a mí me decepcionó y me dolió también que te quedaras totalmente inactivo al respecto, que no intentaras nada por recuperar nuestra relación. Ni porque fui novia de Ramiro, ni porque estuve con Gerardo. Bueno, al menos a él lo odiabas.
Más tarde, por alguna razón intentaste acercarte a mí, y realmente me ilusioné de estar contigo otra vez, pero tú te ibas de la ciudad. Por eso no quise ir a la graduación, para no hacerme ilusiones falsas y porque no quería ver a tu mamá. Me daba mucho miedo su mirada, lo que ella fuera a pensar de mí, que le causé tantos transtornos a su hijo. Lástima que saliste con la hermana de Daniel ese día y me encontraste con Gerardo en el cine, créeme que yo quería explicártelo, pero no creí que me dieras la oportunidad después de que me viste con él.
Sé que mi actuar no fue muy coherente, pero quién lo es a los 17 años? Creo que no esperabas esta respuesta de mí, pero eso fue lo que pasó. Espero que estés muy bien y que todavía me recuerdes, porque yo me voy a acordar de tí durante mucho tiempo.
2 comentarios:
va bien, síguele -me quedé picada-
fíjate que me gusta como estás haciendo del uso del blog un género más -hablaremos dentro de unos anios de signo, el creador del género blogueril?), es decir, en papel estas cartas por supuesto tendrían sentido, pero el que lo hagas por entradas dentro de una categoría le da otro bien distinto, he visto mucho trabajo literario en blogs, pero no había visto estos experimentos que tu haces, y una idea innovadora siempre es interesante y digna de celebrar
Malbi:
Con esto que me dices, acabas de salvarle la vida a ese proyecto de las epistolares. No sé como me vayan a quedar las siguientes, sobre todo tomando en cuenta eso que dices, que tendrían más sentido en papel.
Y quién sabe, quizás eso del género blogeril ya exista, pero podría aceptar con gusto esa distinción de ser reconocido como el creador o el renovador cuando menos de ese género, jeje.
Muchas gracias, Malbicho San por rescatar a las epistolares de la death row.
P. S.
Ah, pero eso sí, mi novela, así tenga que vender un riñón, la voy a publicar impresa y con prólogo de Andrés Borbón!!
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