viernes, 1 de mayo de 2009

El ánima de Sayula

Saludos, en esta entrada quiero mostrarles algo de mis raíces michacanas. Tengo en mi poder un ejemplar de la segunda edición de la obra Tanhuato, anecdotario bohemio y humorístico, del maestro Telésforo Mirón, del cuál extraigo esto que se llama

El ánima de Sayula

En un caserón ruinoso,
de Sayula en el lugar,
Vive Apolonio Aguilar,
trapero de profesión.

Hace tiempo que padece
hambre voraz y canina
y por eso está que trina
contra su suerte fatal.

No es borracho, ni juega,
sólo comer es su vicio;
pero anda mal el oficio,
ni para comer da.

Cuatro tablas, dos petates,
un bacín roto, de barro,
cuatro cazuelas y un jarro,
son de su casa el ajuar.

Su mujer y sus hijuelos,
macilentos y hambrientos
con semblante extraviados
piden pan con triste voz.

¿Pan allí? Ni por asomo;
hambres sí, disgustos mil
en aque chiribitil
a pasto y a discresión.

Llantos solo de miseria
que goteando noche y día,
apagó dejando fría
la ceniza del hogar.

Por eso el trapero esconde
entre sus manos la cara;
maldice su suerte avara
que le causa aquel dolor.

Y fijando en su consorte
su penetrante mirada, con voz grave y levantada,
de esta manera le habló:

Es preciso que ya cese
esta situación terrible;
vivir así no es posible,
harto estoy de padecer.

Me ocurre feliz idea,
que desde luego te explico,
esta noche me hago rico
o perezco en la función.

Escucha y no me repliques;
mi suerte está decidida,
el porvenir de mi vida
depende de esta ocasión.

Tú sabes que en esta tierra
entre la gente de seso
se cuenta cierto suceso
que ha causado sensación.

Se dice pues, que de noche,
al sonar las doce en punto,
sale a penar un difunto
por las puertas del panteón.

Que las gentes que lo ven
huyen a carrera abierta
y todos cierran la puerta
enconmendándose a Dios.

Que por fin, un desalmado
se encaró ya con el muerto;
mas de terror quedó yerto,
patitieso y sin hablar.

Esto lo aseguran todos
y mi compadre José
me ha jurado por su fe
que también al muerto vio.

Y me asegura que el muerto
tiene la plata enterrada
y busca gente templada
con quien poderse arreglar.

Pues bien me siento con bríos
para hablarle al mismo Diablo;
a este muerto yo le hablo
aunque me muera después.

¡Por Dios, Apolonio! dijo
su mujer muy afligida,
no juegues así la vida;
deja a los muertos en paz.

No, mujer, no retrocedo;
es una cosa resuelta;
si pronto no estoy de vuelta,
prepara mi funeral.

Dijo y con paso veloz
pálido como un difunto,
salió de su casa al punto,
camino para el panteón.

Envuelto en tinieblas yace
de Sayula el caserío
y un aspecto muy sombrío
ahí reina por doquier.

No se oye voz humana,
ni el más ligero ruido;
sólo de lejos el aullido
pavoroso de algún can.

Algún pájaro que cruza
en las tinieblas perdido,
lanza fúnebre graznido
al ir de su nido en pos.

Y al extinguirse perdido
que al corazón pone susto,
canta el tecolote adusto
en el ruinoso torreón.

Negro, todo cubre el cielo
y al soplo del viento frío
gimen los sauces del río
con quejumbroso rumor.

Lóbrega la noche está
y en su fondo pavoroso
brota a veces luminoso
un relámpago fugaz.

La silueta del trapero
que a la ventura de Dios,
va de la fortuna en pos
hasta vencer o morir.

Mas a medida que avanza
se valor se debilita,
y es dueño de honda cuita,
su angustiado corazón.

Avanza, pues, presuroso,
aquel hombre del faz yerta
y al fin se mira en la puerta
del tenebroso panteón.

Allí con mortal congoja,
la hora fatal aguarda;
hora que tal vez no tarda
en sonar en su reloj.

Por fin, de repente suenan
doce lentas campanadas,
cuyas notas acompasadas
vibran con sordo rumor.

Notas lentas y solemnes
cuyo sonido retumba
como el eco de una tumba
con quejumbroso rumor.

Por fin, a esperar se pone
y sin grande dilación,
las puertas de aquel panteón
se abren de par en par.

Cruza el dinte el fantasma
mudo, rígido y sombrío,
como el sepulcro frío
y horrible aborto de horror.

Lleva cubierta la faz
con negro y tupido velo
y arrastrando por el suelo
lleva también el sudario.

Aguilar de espanto yerto
y erizado su cabello,
con agitado resuello
corre tras de la visión.

Haciendo un supremo esfuerzo,
cual si jugara la vida,
con la voz despavorida,
de esta manera le habló:


De parte de Dios te pido
me digas como te llamas,
si penas o entre las llamas
o si vives entre nos.

¿Qué buscas por estos sitios
donde a los vivos espantas?
Si tienes talegas, ¿cuántas
me puedes proporcionar?

Me llamo Perico Zurras
(dijo el fantasma en secreto),
fui en la vida buen sujeto,
muy puto mientras viví.

Ando ahora penando aquí,
en busca de algún profano
que con la fuerza del ano
me arremangue el mirasol.

El favor que yo te pido
es un favor muy sencillo:
que me prestes el fundillo
tras del que ando tiempo ha.

Las talegas que tu buscas,
aquí las traigo colgando,
ya te las iré arrimando
a las puertas del fogón.

Con gran sorpresa quedó
el pobrecito trapero
y echando al suelo el sombrero
el infeliz exclamó:

Por la vida del rey Clarión
y por la madre de Gestas,
¿que chigaderas son estas
las que me pasan a mí?

Yo no sé lo que me pasa,
pues ignoro con quién hablo,
o este cabrón es el Diablo
o es mi compadre José.

Buena fortuna me hallé
en esta tierra de brutos,
donde los muertos son putos,
¿qué garantías tengo yo?

Lo que me sucede a mí
es para perder el seso;
si los muertos piden sieso,
los vivos ¿qué pedirán?

Venir de lejanas tierras
a buscar aquí la vida
y mi suerte maldecida
¡me depara un trance atroz!

No tener yo más alhaja
que la alhaja del fundillo
y me la pide este pillo
que dice que ya murió.

Esto en cuanto puede verse
por las crestas del Demonio,
si lo aflojas, Apolonio,
de aquí sin culo te vas.

Así el trapero exclamó
muy pensativo y mohíno;
del pueblo tomó el camino
y en sus calles se perdió.

Y es fama que cuando oye
hablar del desaparecido,
receloso y confundido
se pone una mano atrás.

MORALEJA

Lector, si tú alguna vez,
y por artes del Demonio,
te vieras como Apolonio,
en crítica situación.

Si tropezaras, acaso,
con algún ánima en pena,
aunque te diga que es buena,
no te confíes jamás.

Y por vía de precaución,
llévate como cristiano,
la cruz bendita en la mano
y en el fundillo un tapón.


Y si acaso gustan escucharla aquí les va el videito



Espero haya sido de su agrado, amigos.

10 comentarios:

malbicho dijo...

el ingenio popular es de lo más disfrutable, en lo particular estas creaciones me encantan, gracias por compartirnos ésta

El Signo de La Espada dijo...

hey de nada, hace tiempo que lo quería postear jejeje saludos

ontobelli dijo...

NO ES UN VIRUS!

ESTAN HACIENDO LIMPIEZA POBLACIÓN

ONTOBELLI

CÉSAR LEÓN ALBARRÁN

LiLitH 2.0 dijo...

.. hola.. hola.! =)
hasta qe me digno en dejar
comment.! O.o
jaaa.. nuu te creas, he
tenido mucho trabajo
últimamente.. la neta, sé
qe me he perdido un montón
de tú blog.. qe iia ves,
tiene milenios qe ni escribo
en el mio =/

.. wuaa.! qe por cierto,
tú web traba la compu
del trabajo xD .. ajajaj..
la 'cafetera' esa me impide
leerte.. es un complot.!
como el de la influenza
porcina.. ¬¬ xD

.. cierto, apenitas ii
pude leer el escrito
para AzulMaría.. la neta,
me latió mucho.. ^^
ii tmb leí lo de la influenCIA
porcina.. ii estaba con lo
de la músiK pero iia me di
quenta qe se me hace tarde
para ir al 'trabajo'..


.. so,
es momento de despedirme..
espero leerte más seguido
ii qe toda la psicosis pase
pronto.. =)
saluditos.!


pd.. no olvides lavarte
las manos antes ii después
de ir al bañio.. ii antes
de tocar un objeto ..
ii luego de tocarlo..
ii antes de salir a un
lugar.. ii luego de
regresar.. ii cada cinco
minutos.. ii si puedes..
antes.. xD


cheers.!

LiLitH 2.0 dijo...

.. ajajajaj..
una mega carta escribí.! xD

lavega dijo...

Ja ja a que Apolonio, caray! ja ja ja. Muy buen consejo, ese de la precaucion.

De aqui que hasta las palabras vulgares suenan bien en una poesia.

Muy buen extracto, de raices netamente mexicanas. Pues si, en que otro pais se habla en doble sentido, con albur.

Salu2

Almendra dijo...

Aqui en Jalisco existe un pueblo llamado Sayula, y eso cuenta la leyenda..

El Signo de La Espada dijo...

Saludos a todos y gracias por los comentarios, por ahora no puedo más que responder rápido. Gracias por estar acá de nuevo y bienvenida Almendra

JP dijo...

-- ahora si que primero muerto que agujereado! que risa me cae, gracias espada!

El Signo de La Espada dijo...

Ahora sí, respuesta a cada uno.

Ontobelli:
O eres tú (qué pedo con tu comentario, no entiendo a qué te refieres) o eres el anónimo que discutió con él y señaló su terquedad y cerrazón o qué pedo y lo andas jodiendo suplantándolo aquí en el blog, o te dio influenza?? No comprendo

Lilith:
Ah, canija, ya era hora de que aparecieras, jejeje. Ya le hice algunas modificaciones al blog para que no tarde tanto en abrir.

Espero que postees pronto en tu blog y gracias por estar aquí y darte tu tiempo para comentar. Saludos.

lavega:

"De aqui que hasta las palabras vulgares suenan bien en una poesia."

Siempre suenan bien las palabras vulgares, amigo, sino no las diríamos, jejeje.
Qué bueno que te gustó.

Mantovanni:
Neta?? en Italia o en México?? Qué curioso, siempre se me hizo como que esa historia era más de contarse entre hombres, pero que buena onda que hubo quién te la contara.

Almendra:
Simón, se refiere a ese pueblo de Sayula, pero se cuenta mucho en Michoacán. Divertida la historia, no? Hey, felicidades por el regreso.

jotape:
A güevo!! Pobre pero casto, jejeje

Qué bueno que te gustó mi estimado amigo, ya tienes qué contarle a tus nietos, jajajaja

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