Crónicas de Vicreyl: Prólogo de Wota Quan de Vools.

Hola a todos, cómo les va?

Antes de pasar a la narración mencionada en el título, les quiero comentar que la encuesta sobre el banner no me deja muy satisfecho. La mayor parte de las opiniones apuntaba que ni cuenta se dieron del cambio de header o que les da igual, lo cual me agüita un poco a decir verdad. Tan poco les importo...

Ok, ya dejé de llorar, le sigo. Los demás sugieren que me quede con el mismo o que ponga otro.

La verdad es que este Header no me convenció y el anterior me encanta como se ve en Tecnoculto, se ve de poca madre, pero no me siento cómodo con la idea de tener el mismo header otra vez, por eso puse esa imagen acompañando un mensaje de bienvenida, que quizá debería dejar en el sidebar.

Les anuncio que algunas entradas próximas serán cuentos que escribí hace algún tiempo, cuentos de fantasía, de horror y de aventura. Algunos de esos cuentos son muy largos y estoy pensando en postearlos por fragmentos, así como le hacían antes por las novelas, que te llegaba un capítulo por correo hoy y dentro de un mes el otro y así. Ustedes me dicen, le hacemos así, fragmento por fragmento o los posteo completos? Espero sus opiniones tanto en los comentarios como en la encuesta.

Los dejo entonces con el cuento de hoy.

Yo, Wota Quan de Vools, detractor de Dulhaz- Abarred, prófugo de los mercenarios de los reinos triples, me valgo de todos los avances de mi desastrosa era y de este texto para dejar testimonio de la existencia de mi planeta, Vicreyl y de las civilizaciones que en ella habitaron.

Durante años me opuse a la serie de patrañas con las que Dulhaz- Abarred contaminó las mentes jóvenes de mi patria. Abarred y todos los que pensaban como él, habían mantenido una soberanía compartida entre un representante del clero, uno del ejército y uno “del pueblo”. Se suponía que esa parte del triunvirato podría ser captado por un miembro prominente de la sociedad, más no era así, ese puesto era arreglado entre las cúpulas del corrupto poder que compartían el clero, el ejército y las corporaciones. Las corporaciones eran las dueñas de las ciudades y generaban todos los servicios, excepto la seguridad pública que le competía al ejército y todo ciudadano debía prestar servicio y pagar por los mercenarios que utilizaban los corporativos y los clérigos.

Durante años Dulhaz- Abarred emponzoñó a la gente sobre la utopía en la que vivíamos, pero castigó el arte, las ciencias y el desarrollo, él y sus explotadores habían construido una sociedad de vasallos y todos los beneficios eran para la cúpula que sostenía al triunvirato. Para Dulhaz- Abarred esa era la sociedad perfecta y pensar lo contrario era una blasfemia contra los dioses. Al final, todas las naciones se gobernaron con un régimen de triunvirato, con un sistema de avasallamiento.

Había muchos opositores al régimen, algunos silenciosos, solitarios los más, otros nos organizamos en grupos, mercaderes menores, maestros de oficios y científicos. Sin embargo, pasado cierto tiempo, antes de que los grupos de oposición se fortalecieran y salieran a la calle a defender su lugar en la sociedad y restablecer la igualdad en la estructura social, Dulhaz comenzó a tener visiones del futuro próximo, visiones que lo aterrorizaban de noche. Su conducta comenzó a cambiar, se volvió enfermizo y deliraba de vez en cuando. Pronto se rumoraba su salida del gobierno, y ese rumor fue cierto, casi de inmediato se le rechazó como un apestado y en poco tiempo se le persiguió, ya que comenzó una nueva prédica, una nueva doctrina que ganaba adeptos con rapidez y que representaba un serio peligro contra el régimen.

Gran parte de su discurso estaba plagada de resúmenes de sus sueños más disparatados, sueños terribles de cataclismos sin fin, exterminio y muerte al por mayor. El fin de Vicreyl estaba cercano, la muerte del planeta significaba nuestra muerte. Cada vez ganaba más adeptos, cada vez más Heikyra se le acercaban. Él siempre hablaba de un poder maléfico que hostigaba al planeta. Ninguna criatura sería más terrible que esos poderes ocultos, invisibles y de alcances insospechados.

Hasta los miembros de las corporaciones empezaron a apoyarlo, lo cual no es de extrañarse, dado que Dulhaz aun cuando era representante del clero, provenía de los grupos corporativos. Los delirios y supercherías de Dulhaz- Abarred alcanzaron niveles mayores de irracionalidad cuando se apareció un Crimorio en la ciudad de Canerta. La imagen etérea de ese ser cuya raza fue extinguida por una horda de cobardes asesinos que no merecen llamarse Heikyra, era falsa.

A pesar de la falsedad de la aparición del Crimorio, precisamente porque prácticamente nadie se dio cuenta, fue utilizada para hacer un llamado hipócrita a ser mejores Heikyra, seres más nobles con nuestros prójimos y con las demás criaturas. Este repentino cambio en el discurso allanó y conmovió el ánimo de la gente que había vivido bajo un régimen de horror, temerosos del fin de sus vidas en una oleada violenta de dolor y destrucción, se propusieron a hacer todo lo que Dulhaz- Abarred les dictaba. Esa fue la razón por la que el ejército se unió a la nueva doctrina religiosa y política que Abarred planteaba. No era más que una forma de sumisión exactamente igual a la que ya existía.

En unas semanas, mientras continuaba huyendo de los mercenarios del régimen y de los delatores, tuve un sueño en el que tenía a un Crimorio frente a mí. Cuando desperté, fui hacia un lago cercano a bañarme y dentro del agua estaba la imagen de un Crimorio, poco a poco me fui acercando y cuando estuve cerca del Crimorio, este me tocó la frente y tuve espantosas visiones sobre el futuro de Vicreyl. Todo por lo que los antiguos héroes de Vicreyl habían luchado se derrumbó. Ningún Mimrenio había ya para defendernos y ni todos los Mimrenios de la antigüedad juntos, desde Shinoxe, Elkfeden su mejor discípulo, Jaudón, Culten, Mirina, Zani- elMarás, hasta Wote Mo Dan, Uta Dremap e incluso Phoreas el tuerto habrían sido inútiles contra esos poderes.

Las visiones continuaron y empeoraban, porque en determinado momento aparecieron los Mimrenios de la historia a combatir a esos poderes pero fueron abatidos sin dificultad. En las siguientes visiones los Ulreccs más violentos y sanguinarios se unieron para pelear con los Mimrenios. Veía a Shinoxe luchar hombro con hombro con Xamgrax, a Elkfeden socorrido por Solea, Phoreas el tuerto apoyaba a Dregen, como si hubiese sido su compañero de entrenamiento.

Pero esa utópica unidad fue fulminada sin el menor esfuerzo. El caos se apoderó de todo cuando todos los guerreros fueron restituidos y los Ulreccs atacaban a Mimrenios y a Ulreccs por igual y lo mismo hacían los Mimrenios.

Los poderes que Dulhaz- Abarred describía en sus delirios místicos no tenían ningún parecido a los que me fueron revelados en mis visiones. Eran indeciblemente peores. Lo más grave del asunto, es que las revelaciones de Dulhaz- Abarred no le dicen que esos poderes ajenos a este mundo están detrás de él. Todo ese poder fluye a través de él sin que pueda percatarse en lo más mínimo. De hecho, parece que esos poderes le han devorado el alma por completo y lo utilizan como vil marioneta.

Hace más de 30 años que los Mimrenios fueron borrados de la historia oficial de las naciones de Vicreyl. Solo unos cuantos tenemos nociones de sus nombres, de sus atributos, sus orígenes y sus historias. Nadie nos creería si reveláramos las visiones que he tenido. Todos mundo ignora a los Mimrenios y le deben lealtad a Dulhaz- Barred, le deben lealtad a su palabra, una lealtad falsa e inspirada en el miedo. No es posible oponernos a ese régimen. Menos a ese poder del cual procede el régimen. Si los Mimrenios y los Ulreccs juntos han sido incapaces de enfrentarse al titiritero, entonces nosotros no podremos con la marioneta.

Pero algo que no pueden evitar, ni Dulhaz- Abarred ni los poderes que lo poseen, es que contemos la historia de Vicreyl, con los protagonistas que fueron expulsados de ella. Aquí se narra la historia de Vicreyl, las Crónicas de Vicreyl, contadas por las vidas y los hechos de los más grandes Mimrenios.

Wota Quan de Vools, de Signo Espada, guiado por Zeta Leporis, el último de los Mimrenios.