martes, 29 de julio de 2008
El Ego de Johny the Mob
Johny vivía en un país de gente extraña, era un feudo. La gente apenas consciente de esto, no notaba que milenariamente todos habían sido instruidos para asistir impasibles a lo que los señores les hacían saber o creer que sabían.
En su país había sabios muy sabios, pero por muchas razones, ellos solían esconderse. En la localidad en la que Johny nació la gente tenía una enfermedad: querían ser notados. Querían ser notados porque habían sido ignorados por todos los demás estados de ese extraño país. Cada estado tenía su enfermedad. La enfermedad de este estado se manifestaba agrandando la imagen de los logros o éxitos de la gente "notable", de aquellos que levantaban la mano para decir: "aquí estoy" A decir verdad, en ese estado el talento no hacía falta, pero cualquier manifestación del mismo era inmediatamente ensalzada como lo máximo, como inigualable por muy humilde que fuera esa manifestación de talento. No siempre era talento, simplemente era el ímpetu por destacar lo que resultaba ensalzado, aunque la obra realizada se tratara de algo vil o carente de gusto o gracia. Por el contrario, todas las fallas, todas los fracasos si no se escondían, se hacía un vano esfuerzo por justificarlos.
Johny, cuando era niño, de alguna o otra manera estaba condenado al anonimato. Sin embargo fue adoptado por un hombre notable de su localidad. Un señor feudal que llegó a ser amo y señor de su estado enfermo. En ese entonces, la gente amo a su señor, pues este era un hombre en verdad valioso. La condición de adoptado o ahijado de este gran hombre pesó de manera importante en el ánimo de Johny. Tenía el deber, al menos así lo sentía, de portar el estandarte de su familia putativa y hacer saber en su señorío que él es notable y poderoso, capaz y grande, muy grande y tenía que demostrarlo en el resto de su país. Aunque en realidad, no era tal su aptitud y eso fue algo que le hicieron ver desde pequeño. Al morir su padre putativo, nadie se acordó del pequeño Johny, el pequeño, solitario y anónimo Johny.
Johny trepó subrepticiamente en las jerarquías señoriales, subrepticiamente porque era un desconocido. Llegó a ser señor de su feudo, se esmeró con mucho ímpetu para serlo, casi emprende una empresa bélica o al menos la pantomima de una batalla para ganar el señorío y el dominio sobre los demás notables.
Muy pocos lo han visto, pero muchos coinciden en que Johny consume un veneno como antídoto de las grandes cantidades de alcohol que según se dice consume. Antes de tomar posesión como señor de su feudo- estado, se dice que lo llevaron a un centro de salud de lujo para hacerlo dejar la costumbre de consumir alcohol y ese veneno que se instila por la nariz. Ahí conoció a otras personas con costumbres similares a las suyas, a quienes invistió con pequeños poderes señoriales. Quizá lo hizo a cambio de que mantuvieran en secreto su adicción, de ser cierta. Así fue como se hizo del mote "the Mob" el mafioso.
Ya en el poder, ha ordenado a todos los vates y juglares que cuenten las "divinas hazañas" de su señor. Por doquier y a diario, Johny aparece retratado ora con el Rey ora con altos dignatarios. Todos los eventos a los que asiste se anuncian con bombo y platillo y sus comentarios se publican y se leen en las plazoletas de las villas para hacer notar su astucia, su poder y su autoridad. Johny se ha fabricado la imagen de un gran hombre, pero su estatura simulada esta sustentada en una endeble escalera de madera podrida, construida por hombre corruptos y tratantes de blancas, viciosos advenedizos, capaces de vender a sus abuelas por un título nobiliario, por pequeño que sea.
Cada vez que se mira retratado o escucha su propia voz, Johny inconscientemente recuerda su solitaria infancia. Cada vez que ve su imagen de gran hombre no puede evitar pensar en el enorme peso de la imagen de su padre putativo y se siente infinitamente apocado frente a esa terrible imagen. A su padre lo amaban, pero a él lo vilipendian, los señores, los notables le obedecen, pero no lo respetan. Johny es consciente de esto, pero no lo acepta. Él se ve a si mismo como un gran hombre, nadie es más grande que él, únicamente su padre. Pero su gran ego lo hace pensar y él cree fervientemente en eso, en que algún día será más grande que su viejo señor.
Johny the Mob tiene un gran ego, el ego de un niño solitario, anónimo e ignorado que se hartó de su condición miserable y que sueña con ser un gran señor. Johny the Mob tiene un gran ego, el ego de un gran señor, pero es un hombre que en su dramático y espectacular esfuerzo por ser grande se hace cada vez más miserable.
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1 comentario:
Hola
Interesante inicio para una historia, de modo que capta el interes pues el lector se anima a leerlo hasta el final. Crea la atmosfera de un lugar del cual se quiere saber.
Encuentro si, que es un tramo demasiado extenso para ser exclusivamente descriptivo - y no estár matizado con acontecimientos en proceso, o sea acción, movimiento.
La narración de esa acción te darìa una dinámica y un pie para ir enlazando las descripciones de acuerdo a encuentros, vistas o pensamientos que pueda ir teniendo el personaje. Le daría un ritmo.
Esa es solo mi opinión, no soy experta.
Que estes bien y sigue adelante.
YAYA.
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